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"Ciertamente la bondad y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y moraré en la casa del Señor para siempre." - Salmo 23: 6 , ESV
Mira la confianza de David cuando declara: "Yo moraré". Él entendió que no era una visita temporal, sino que él estaría en casa "en la casa del Señor". Él sabía que estaba entrando en lo que Jesús llamó "mi Casa del Padre " ( Juan 14: 2 ). La Biblia nos da muchas pistas sobre el cielo, y todos ellos se suman a esta gran idea: ¡Vamos a casa! Finalmente estaremos donde estábamos diseñados para pasar la eternidad.
El cielo fue hecho para los hijos de Dios, y fuimos hechos para ello. Lo que Apocalipsis 21: 1 llama "un cielo nuevo y una tierra nueva" no es un plan alternativo que Dios resolvió cuando los humanos cayeron en pecado. El cielo era el plan y el destino para los creyentes todo el tiempo.
Esta última palabra podría ser la mejor palabra en todo el salmo: "para siempre". La vida en la tierra es corta, y el plazo se acerca rápidamente. La eternidad está corriendo sobre nosotros. Pronto el reloj se detendrá, y el tiempo no será más. Como el antiguo himno de John Newton, "Amazing Grace", dice tan bellamente: "Cuando hemos estado allí diez mil años, Brillante como el sol, No tenemos menos días para cantar la alabanza de Dios que cuando empezamos . "
No hay relaciones más importantes que las relaciones en casa. Y si te dedicas el tiempo y te equipas con las herramientas necesarias, puedes ver estas relaciones cada vez más fuertes día a día. Porque sin importar las condiciones en que se encuentre su familia, sin importar cómo se sienta su cónyuge acerca de su relación, nunca es demasiado tarde para abrir nuevos caminos y empezar a hacer las cosas de la manera de Dios.
Reza
Padre, gracias por la esperanza y el consuelo que me da cuando dices que tus hijos vivirán en tu casa para siempre. Ayúdame a regocijarme en tus planes aun cuando los míos sean diferentes o no entienda el tuyo. Gracias por siempre ser bueno y misericordioso. Gracias que puedo confiar en Ti mientras camino por esta vida, ansioso por el día en que me vaya a casa y finalmente y para siempre contigo. Gracias por el don de tu Hijo, cuyo sacrificio hace posible esto. Es en Su poderoso nombre, Ruego, Amén.
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